viernes, 21 de julio de 2017

El Método Científico: INVESTIGACIÓN DE LA METODOLOGÍA HOLÍSTICA

El Método Científico: INVESTIGACIÓN DE LA METODOLOGÍA HOLÍSTICA: La investigación holística es un modelo investigativo que surge de la necesidad de trabajar dinámicas, métodos y técnicas investigativ...


INVESTIGACIÓN DE LA METODOLOGÍA HOLÍSTICA

La investigación holística es un modelo investigativo que surge de la necesidad de trabajar dinámicas, métodos y técnicas investigativas que respondan al ciclo natural del ser humano. 
La investigación holística, proporciona criterios de apertura con una metodología integral y permite trabajar un proceso global, evolutivo, integrador, concatenado y organizado a manera de estadios u holón más abarcantes que incluye, las capacidades, patrones y funcionamiento de la etapa anterior (de los holones previos).


 Con la investigación holística, podremos afirmar que estamos formando científicos-humanizados-integrales a la manera como lo señala Wolfgang Pauli: “El científico se muestra como un realista en tanto que intenta describir un mundo independiente de los actos de la percepción; como un idealista en tanto que contempla los conceptos y las teorías como invenciones libres del espíritu humano ( no deducibles lógicamente de lo establecido empíricamente), como un positivista en tanto que considera que sus conceptos y teorías sólo se justifican en la medida en que proporcionan una representación lógica de las relaciones entre las expresiones sensoriales. Puede incluso aparecer como un platónico o un pitagórico en tanto que considera el punto de vista de la sencillez lógica como herramienta indispensable y efectiva de sus investigaciones". Encuentro sencillo e ilustrativa esta imagen que hace Pauli sobre el científico, dado que encierra todos los sentimientos del holismo que trabaja lo interno psíquico y lo externo físico como lo señala al expresarse: “En la situación de la investigación nos preocupamos por interesarnos por la relación existente entre el conocer ( dem Erkenmenden) y lo conocido, donde el punto de vista puramente empírico que busca reducir cada explicación a una descripción ( aunque genérica o conceptual) no tiene en cuenta el hecho de que en cualquier caso la postulación de un concepto o sistema de conceptos ( y por tanto también de una ley natural) es una realidad psíquica de importancia decisiva”.



Quiero dejar bien claro como la investigación holística es un acierto para nuevos estudios de la realidad, pues permite análisis de estadios, pasando por estados de orden más elevados, mayor complejidad y organización. O como la define Maturana como organizaciones autopoiéticas. Lo que retoma el método holístico de la biología moderna es el análisis de “estados” y descripciones circulares.

La investigación holística proporciona al método científico unos diseños; donde cada tipo de investigación tiene un sistema coherente de análisis que responde a la realidad en estudio.


Además, le permite a la Universidad formar profesionales para responder al reto de un mundo cambiante, porque estaríamos trabajando una ciencia y una tecnología impregnada del espíritu. En palabras de Einstein “El espíritu tiene que reconquistar la tecnología y superarla. Formar investigadores con un sentido cósmico, es ir en busca de la recuperación la ética, la estética, el arte, porque ellas, también tienen un lugar en la ciencia”.

Mientras que los métodos de la ciencia clásica trabajan con un pensamiento dual, tanto para el método cuantitativo como cualitativo, influenciados por el cerebro lateralizado dedicados a la persecución de “objetividad”, Por el contrario, la investigación holística, nos lleva a la apertura de unas metodologías más integradas.


El proceso investigativo se trabaja sobre modelo “hetera quía-estadios, donde los estadios no son causales o aleatorios sino que siguen algún tipo de pauta pluridimensionales interdependientes y completamente interactivos. Aquí, para el investigador la estructura holística aparece cuando las partes que integran se unifican, donde ningún elemento o dato parece ser más importante o dominante, y cada uno contribuye de forma más o menos igualitaria al rescate de la totalidad.Para terminar, Lo importante ahora es reconocernos como una unidad que nos motive a trabajar este nuevo enfoque de hacer ciencia y de estudiar científicamente nuestras realidades. Así estaremos contribuyen con la formación científica que necesita nuestra sociedad, con la que tenemos un compromiso y una responsabilidad espiritual, moral y social.



 

Bibliografía:



Marcos. Fidel. Barrera. M. Reflexiones en torno a la investigación y la holística.

Humberto Maturana. R. La realidad: ¿Objetiva o construida? I y II 

http://investigar21.blogspot.com/


viernes, 7 de julio de 2017

Qué es poesía (extracto)

Qué es poesía (extracto): Qué es poesía (que se empezó llamando '7 diferencias...') en el Bodegón Poètic. (Puedes obviar los últimos minutos de publicidad...) ...



Qué es poesía (extracto)

Hola buenas tardes, hoy
les comparto con mucho gusto un poema maravilloso que estoy seguro les va a
encantar; meditando sobre el mensaje implícito me complace comprobar va ganando
terreno la lírica en las conversaciones cotidianas; la poesía desplazando a la
no poesía en el foro de los debates existenciales de todos los días,
repartiendo espléndidamente felicidad y alegría en los corazones de ponentes,
escuchas y lectores...Gracias!!!
Jesús Torres Navarro. 

José
Icara
:
La verdadera poesía es de un blanco
puro, decididamente sobreexpuesto o, por el contrario, dramáticamente oscura,
tirando a negro. Podría ser monocroma, o ajustada a una gama más o menos amplia
de colores. Y, por qué no, una rutilante feria de neón, contra el cielo azul
tungsteno de la noche.

La no poesía es incolora. O de tonos
pastel.

La verdadera poesía sabe a pan caliente
‒recién horneado– con aceite, a vino blanco, a orujo, al chocolate con churros
de la infancia, la poesía sabe -¿lo recuerdas?- como el primer beso.

La no poesía es insabora. O sabe a
palomitas de Cinemas Yelmo.

La verdadera poesía suena como el canto
de los pájaros, tras la lluvia, como su risa, como su voz, como el dodecafónico
ensayo de los miembros de la orquesta, justo antes del concierto. Como el
silencio de Miles Davis, mientras imagina la música en su cabeza.

La no poesía es monocorde. O un éxito
de Radio Kiss Fm.

La poesía huele como el campo en
primavera, como el cuero nuevo o el café recién hecho, como el interior de un
solitario ascensor impregnado de un perfume igual que el suyo, y te sientes sin
fuerzas para oprimir ningún botón...Pero, de repente, los presionas todos,
decidido a pasar (mientras se cierran las puertas) la postrera noche juntos.

La no poesía es inodora. O huele a
pelusilla del ombligo de una infanta.

La verdadera poesía tiene siempre los
senos y el culo alto, posee la sabiduría de los dedos que distinguen un melón
maduro [magreándolo en la base, la poesía eriza inopinadamente la piel, como un
demorado beso en el cuello.

La no poesía es lisa. Y blanda, como la
espuma de las tripas de un sofá.

La verdadera poesía se mueve como las
olas, gira en círculo (o en espiral) por el espacio infinito, y baila siempre
el tango, con geométrica y cortante precisión.
La poesía baila también como ese amigo
tuyo que, a última hora de la noche, se arroja a la pista, y todo el mundo duda
entre reír o imitar su desinhibida falta de sentido del ridículo.

La no poesía camina como Chiquito de la Calzada.

La verdadera poesía se ajusta a las proporciones de la perspectiva
áurea, es bella y es fea, a veces una beldad, a veces una carroña, a veces, ni
siquiera tiene forma. Poesía eres tú cuando eres tú, o mejor, un autre.

La no poesía escribe siempre en papel pautado.

La poesía te despierta a las tantas de la noche, y hará que te resfríes
persiguiendo el inaprehensible It, de Jack Kerouack, mientras intentas mantener
el ritmo hasta la última estrofa.



(...)

viernes, 23 de junio de 2017

WEBGUERRILLERO: Bachelet pide perdón a mapuches en nombre de Estad...

WEBGUERRILLERO: Bachelet pide perdón a mapuches en nombre de Estad...: La etnia mapuche, la mayor de Chile, recibió hoy por primera vez un mea culpa del Estado, que pidió perdón por los ”errores y horrores” c...





La etnia mapuche, la mayor de Chile, recibió hoy por primera vez un mea culpa del Estado, que pidió perdón por los ”errores y horrores” cometidos contra el pueblo originario.
En una ceremonia en el Palacio de La Moneda, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, al presentar un Plan Integral para la región de La Araucanía, se refirió también a los siglos de invisibilización de los mapuches.
‘En mi calidad de Presidenta quiero solemne y humildemente pedir perdón al pueblo mapuche por los errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en su relación con ellos o sus comunidades’, expresó.
El pasado año por primera vez en la historia y por iniciativa de Bachelet, los distintos actores del denominado conflicto mapuche se sentaron en una Mesa de Diálogo encabezada por el obispo de Temuco (capital regional), Héctor Vargas.
De ahí surgió el documento presentado hoy que permitió a la mandataria socialista hacer el mea culpa del Estado chileno y comprometerse más que nunca a solucionar la situación del denominado conflicto mapuche.
‘Hemos fallado como país, por eso hoy quiero pedir perdón al pueblo mapuche por los errores y horrores que se han cometido o tolerado en nuestra relación con ellos y sus comunidades’, remarcó.
Pueblo amerindio, primero consagrado a la caza y horticultura y luego forzado a la ganadería y la agricultura, fue sometido por Chile y Argentina a fines del siglo XIX en campañas militares de Pacificación de la Araucanía y Conquista del Desierto.
Estos primeros pobladores chilenos y de parte de Argentina se distinguieron también por su férrea rebeldía y capacidad de lucha frente a los conquistadores españoles, que terminaron despojándolos de sus territorios.
Pero la batalla por recuperar sus tierras no ha cesado desde entonces, y los 700 mil mapuches que aproximadamente habitan Chile en pequeñas comunidades en la pobreza, tienen enfrentamientos por la reivindicación de sus derechos.
Incendios y actos violentos en La Araucanía son atribuidos a los mapuches, medio centenar de ellos condenados bajo la ley anti terrorista diseñada por la dictadura de Augusto Pinochet.

domingo, 14 de mayo de 2017

El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha

El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
El libro completo.
quijote

El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
¡Leí su historia muchas veces. Y entonces supe. Usted no estaba loco, don Alonso. El loco fui yo, tan conforme con este mundo depravado. Ayudé a quemar casas de su imaginación y sólo ahora sé que usted no inventaba el mundo del pasado sino el que vendrá algún día, digno, libre, felicísimo. Gracias a usted conozco la certidumbre de lo que no se ve y la necesidad de acercarlo con los actos. A punto de irse usted se arrepintió de esa aventura. Lo contradigo una vez más: usted vivió cuerdo y murió loco!!
Definición de Juan Gelman en el Diccionario Quijotesco.

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Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha
Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso D. Quijote
Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo D. Quijote en armarse caballero
De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta
Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero
Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo
De la segunda salida de nuestro buen caballero D. Quijote de la Mancha
Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron
De los graciosos razonamientos que pasaron entre D. Quijote y Sancho Panza su escudero
De lo que sucedió a Don Quijote con unos cabreros
De lo que contó un cabrero a los que estaban con Don Quijote
Donde se da fin al cuento de la pastora Marcela, con otros sucesos
Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos
Donde se cuenta la desgraciada aventura que se topó Don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses
De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él imaginaba ser castillo.
Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo Don Quijote y su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta, que por su mal pensó que era castillo
Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor Don Quijote con otras aventuras dignas de ser contadas.
De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo, y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos.
De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la acabó el valeroso D. Quijote de la Mancha
Que trata de la alta aventura y rica ganacia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero
De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir
De lo que sucedió al famoso Don Quijote en Sierra Morena, que fue una de las más famosas aventuras que en esta verdadera historia se cuentan
Donde se prosigue la aventura de la Sierra Morena
Que trata de las extrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha, y de la imitacion que hizo a la penitencia de Beltenebros
Donde se prosigue las finezas que de enamorado hizo Don Quijote en Sierra Morena
De cómo salieron con su intención el cura y el barbero, con otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia
Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la misma sierra
Que trata del gracioso artificio y orden que se tuvo en sacar a nuestro enamorado caballero de la asperísima penitencia en que se había puesto
Que trata de la discreción de la hermosa Dorotea, con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo
De las sabrosos razonamientos que pasaron entre Don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos
Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de Don Quijote
Donde se cuenta la novela del curioso impertinente
Donde se prosigue la novela del curioso impertinente
Que trata de la brava y descomunal batalla que Don Quijote tuvo con cueros de vino, y se da fin a la novela del curioso impertinente
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Capítulo trigésimo primero

De las sabrosos razonamientos que pasaron entre Don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos.

Todo esto no me descontenta; prosigue adelante, dijo Don Quijote. Llegaste. ¿Y qué hacía aquella reina de la hermosura? A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo prisionero. No la hallé, respondió Sancho, sino aechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa. Pues haz cuenta, dijo Don Quijote, que los granos de aquel trigo eran granos de perlas tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, ¿el trigo era candeal o trechel? No era sino rubión, respondió Sancho. Pues yo te aseguro, dijo Don Quijote, que aechado por sus manos hizo pan candeal sin duda alguna. Pero, pasa adelante. Cuando le diste mi carta, ¿besóla? ¿Púsosela sobre la cabeza? ¿Hizo alguna ceremonia digna de tal carta? O ¿qué hizo? Cuando yo se la iba a dar, respondió Sancho, ella estaba en la fuga del meneo de una buena parte de trigo que tenía en la criba, y díjome: “Poned, amigo, esa carta sobre aquel costal, que no la puedo leer hasta que acabe de acribar todo lo que aquí está.” ¡Discreta señora!, dijo Don Quijote. Eso debió de ser por leella despacio y recrearse con ella.
Adelante, Sancho; y en tanto que estaba en su menester, ¿qué coloquios pasó contigo? ¿Qué te preguntó de mí? Y tú, ¿qué le respondiste? Acaba, cuéntamelo todo, no se te quede en el tintero una mínima. Ella no me preguntó nada, dijo Sancho; mas yo le dije de la manera que vuestra merced por su servicio quedaba haciendo penitencia, desnudo de la cintura arriba, metido entre estas sierras como si fuera salvaje, durmiendo en el suelo, sin comer pan a manteles, ni sin peinarse la barba, llorando y maldiciendo su fortuna. En decir que maldecía mi fortuna, dijiste mal, dijo Don Quijote, porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso.
Tan alta es, respondió Sancho, que a buena fe que me lleva a mí más de un coto. Pues cómo, Sancho, dijo Don Quijote, ¿haste medido tú con ella? Medíme en esta manera, respondió Sancho, que llegando a ayudar a poner un costal de trigo sobre un jumento, llegamos tan juntos, que eché de ver que me llevaba más de un gran palmo. Pues es verdad, replicó Don Quijote, que no acompaña esa grandeza y la adorna con mil millones de gracias del alma. Pero no me negarás, Sancho, una cosa: cuando llegaste junto a ella, ¿no sentiste un olor sabeo, una fragancia aromática, y un no sé qué de bueno, que yo no acierto a dalle nombre, digo un tuho o tufo, como si estuvieras en la tienda de algún curioso guantero? Lo que sé decir, dijo Sancho, es que sentí un olorcillo algo hombruno, y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio estaba sudada y algo correosa. No sería eso, respondió Don Quijote, sino que tú debías de estar romadizado, o te debiste de oler a tí mismo, porque yo sé bien lo que huele aquella rosa entre espinas, aquel lirio del campo, aquel ámbar desleído.
Todo puede ser, respondió Sancho, que muchas veces sale de mí aquel olor que entonces me parecio que salía de su merced de la señora Dulcinea, pero no hay de qué maravillarse, que un diablo se parece a otro. Y bien, prosiguió Don Quijote, he aquí que acabó de limpiar su trigo y de enviallo al molino; ¿qué hizo cuando leyó la carta? La carta, dijo Sancho, no la leyó, porque dijo que no sabía leer ni escribir, antes la rasgó y la hizo menudas piezas, diciendo que no la quería dar a leer a nadie, porque no se supiesen en el lugar sus secretos, y que bastaba lo que yo le había dicho de palabra acerca del amor que vuestra merced le tenía, y de la penitencia extraordinaria que por su causa quedaba haciendo.
Y finalmente, me dijo que dijese a vuestra merced que le besaba las manos, y que allí quedaba con más deseo de verle que de escribirle; y que así le suplicaba y mandaba que, vista la presente, saliese de aquellos matorrales, y se dejase de hacer disparates, y se pusiese luego luego en camino del Toboso, si otra cosa de más importancia no le sucediese, porque tenía gran deseo de ver a vuestra merced. Riose mucho cuando le dije como se llamaba vuestra merced “el Caballero de la Triste Figura”. Preguntéle se había ido allá el vizcaíno de marras; díjome que sí, y que era un hombre muy de bien. También le pregunté por los galeotes; mas díjome que no había visto hasta entonces ninguno. Todo va bien hasta agora, dijo Don Quijote; pero dime, ¿qué joya fue la que te dió al despedirte, por las nuevas que de mí llevaste?… Porque es usada y antigua costumbre entre los caballeros y damas andantes dar a los escuderos, doncellas, o enanos que les llevan nuevas de sus damas a ellos, o a ellas de sus andantes, alguna rica joya en albricias, en agradecimiento de su recado. Bien puede ser así, y yo la tengo por buena usanza; pero eso debía de ser en los tiempos pasados, que ahora solo se debe acostumbrar a dar un pedazo de pan y queso, que esto fue lo que me dió mi señora Dulcinea por las bardas de un corral cuando della me despedí: y aún por más señas, era el queso ovejuno. Es liberal en extremo, dijo Don Quijote; y si no te dio joya de oro, sin duda debió ser porque no la tendría allí a mano para dártela; pero buenas son mangas después de pascua: yo la veré y se satisfará todo.
¿Sabes de qué estoy maravillado Sancho? De que me parece que fuiste y viniste por los aires, pues poco más de tres días has tardado en ir de aquí al Toboso, habiendo de aquí allá más de treinta leguas; por lo cual me doy a entender que aquel sabio nigromante, que tiene cuenta con mis cosas, y es mi amigo, porque por fuerza le hay y le ha de haber, so pena que yo no sería buen caballero andante, digo que este tal te debió de ayudar a caminar sin que tú lo sintieses; que hay sabio destos que coge a un caballero andante durmiendo en su cama, y sin saber cómo o en qué manera, amanece otro día más de mil leguas de donde anocheció. Y si no fuese por esto, no se podrían socorrer en sus peligros los caballeros andantes unos a otros, como se socorren a cada paso, que acaece estar uno peleando en las sierras de Armenia con algún endriago, o con algún fiero vestiglo, o con otro caballero, donde lleva lo peor de la batalla y está ya a punto de muerte, y cuando menos se cate, asoma por acullá encima de una nube, o sobre un carro de fuego, otro caballero amigo suyo, que poco antes se hallaba en Inglaterra, que le favorece y libra de la muerte, y a la noche se halla en su posada cenando muy a su sabor, y suele haber de la una a la otra parte dos o tres mil leguas; y todo esto se hace por industria y sabiduría destos sabios encantadores que tienen cuidado destos valerosos caballeros. Así que, amigo Sancho, no se me hace dificultoso creer que en tan breve tiempo hayas ido y venido desde este lugar al del Toboso, pues como tengo dicho, algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas sin que tú lo sintieses. Así sería, dijo Sancho, porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos.
Y cómo se llevaba azogue, dijo Don Quijote, y aún una legión de demonios, que es gente que camina y hace caminar, sin cansarse, todo aquello que se les antoja. Pero dejando esto aparte, ¿qué te parece a ti que debo yo hacer ahora acerca de lo que mi señora me manda que la vaya a ver? Que aunque yo veo que estoy obligado a cumplir su mandamiento, veome tambien imposibilitado del don que he prometido a la princesa que con nosotros viene, y fuérzame la ley de caballería a cumplir mi palabra antes que mi gusto. Por una parte me acosa y fatiga el deseo de ver a mi señora, por otra me incita y llama la prometida fe y la gloria que he de alcanzar en esta empresa; pero lo que pienso hacer, será caminar apriesa y llegar presto donde está este gigante y en llegando le cortaré la cabeza, y pondré a la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta a ver a la luz que mis sentidos alumbra; a la cual daré tales disculpas, que ella venga a tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama, pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzaré por las armas en esta vida, todo me viene del favor que ella me da, y de ser yo suyo.
¡Ay!, dijo Sancho. ¡Y cómo está vuestra merced lastimado de esos cascos! Pues dígame, señor, ¿piensa vuestra merced caminar este camino en balde, y dejar pasar y perder un tan rico y tan principal casamiento como éste, donde le dan en dote un reino que a buena verdad que he oído decir que tiene más de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y Castilla juntos? Calle, por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura; y si no ahí está nuestro licenciado que lo hará de perlas. Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que éste que le doy le viene de molde, que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoje no se venga.
Mira, Sancho, respondió Don Quijote, si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey en matando al gigante, y tenga comodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, porque yo sacaré de adahala, antes de entrar en la batalla, que saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino para que la pueda dar a quien yo quisiere; y en dándomela, ¿a quién quieres tú que la dé sino a ti? Eso está claro, respondió Sancho; pero mire vuestra merced que la escoja hacia la marina, porque si no me contentare la vivienda, pueda embarcar mis negros vasallos, y hacer dellos lo que ya he dicho. Y vuestra merced no se cure de ir por agora a ver a mi señora Dulcinea, sino váyase a matar al gigante, y concluyamos este negocio, que por Dios que se me asienta que ha de ser de mucha honra y de mucho provecho.
Dígote, Sancho, dijo Don Quijote, que estás en lo cierto, y que habré de tomar tu consejo en cuanto el ir antes con la princesa que a ver a Dulcinea. Y avísote que no digas nada a nadie, ni a los que con nosotros vienen, de lo que aquí hemos departido y tratado, que pues Dulcinea es tan recatada que no quiere que se sepan sus pensamientos, no será bien que yo ni otro por mí los descubra. Pues si eso es así, dijo Sancho, ¿cómo hace vuestra merced que todos los que vence por su brazo se vayan a presentar ante mi señora Dulcinea, siendo esto firmar de su nombre, que la quierer bien y que es su enamorado? Y siendo forzoso que los que fueren se han de ir a hincar de finojos ante su presencia, y decir que van de parte de vuestra merced a dalle la obediencia, ¿cómo se pueden encubrir los pensamientos de entrambos? ¡Oh, que necio y qué simple que eres!, dijo Don Quijote. ¿Tú no ves, Sancho, que eso redunda en su mayor ensalzamiento? Porque has de saber que en este nuestro estilo de caballería es gran honra tener una dama muchos caballeros andantes que la sirvan, sin que se extiendan más sus pensamientos que a servilla, por ser ella quien es, sin esperar otro premio de sus muchos y buenos deseos, sino que ella se contente de aceptarlos por sus caballeros. Con esa manera de amor, dijo Sancho, he oído yo predicar que se ha de amar a nuestro Señor por sí solo, sin que nos mueva esperanzas de gloria o temor de pena, aunque yo lo querría amar y servir por lo que pudiese. Válate el diablo por villano, dijo Don Quijote, ¡y qué de discreciones dices a las veces! No me parece sino que has estudiado. Pues a fe mía que no se leer, respondió Sancho.
En esto dió voces maese Nicolás que esperasen un poco, que querían detenerse a beber en una fuente que allí estaba. Detúvose Don Quijote con no poco gusto de Sancho, que ya estaba cansado de mentir tanto, y temía no le cogiese su amo a palabras, porque puesto que él sabía que Dulcinea eran una labradora del Toboso, no la había visto en toda su vida. Habíase en este tiempo vestido Cardenio los vestidos que Dorotea traía cuando la hallaron, que aunque no eran muy buenos, hacían mucha ventaja a los que dejaba. Apeáronse junto a la fuente, y con lo que el cura se acomodó en la venta satisfacieron, aunque poco, la mucha hambre que todos traían.
Estando en esto, acertó a pasar por allí un muchacho que iba de camino, el cual, poniendose a mirar con mucha atención a los que en la fuente estaban, de allí a poco arremetió a Don Quijote, y abrazándole por las piernas, comenzó a llorar muy de propósito, diciendo: ¡Ay, señor mío! ¿No me conoce vuestra merced? Pues míreme bien, que yo soy aquel mozo Andrés, que quitó vuestra merced de la encina donde estaba atado.
Reconocióle Don Quijote, y asiéndole por la mano se volvió a los que allí estaban, y dijo: Porque vean vuestras mercedes cuán de importancia es haber caballeros andantes en el mundo, que desfagan los tuertos y agravios que en él viven, sepan vuestras mercedes que los días pasados, pasando yo por un bosque, oí unos gritos y unas voces muy lastimeras, como de persona afligida y menesterosa. Acudí luego, llevado de mi obligación, hacia la parte donde me pareció que las lamentables voces sonaban, y hallé atado a una encina a este muchacho que ahora está delante, de lo que me huelgo en el alma, porque será testigo que no me dejará mentir en nada. Digo que estaba atado a la encina, desnudo del medio cuerpo arriba; y estábale abriendo a azotes con las riendas de una yegua un villano, que después supe que era amo suyo, y así como yo le vi le pregunté la causa de tan atroz vapulamiento. Respondió el zafio que le azotaba porque era su criado, y que ciertos descuidos que tenía nacían más de ladrón que de simple; a lo cual este niño dijo: “Señor, no me azota sino porque le pido mi salario”. El amo replicó no sé qué arengas, y disculpas, las cuales, aunque de mí fueron oídas, no fueron admitidas. En resolución, yo le hice desatar, y tomé juramento al villano de que le llevaría consigo y le pagaría un real sobre otro, y aún sahumados. ¿No es verdad todo esto, hijo Andrés? ¿No notaste con cuánto imperio se lo mandé y con cuánta humildad prometió de hacer todo cuanto yo le impuse y notifiqué y quise? Responde, no te turbes ni dudes en nada, di lo que pasó a estos señores, porque se vea y considere ser del provecho que digo haber caballeros andantes por los caminos.
Todo lo que vuestra merced ha dicho es mucha verdad, respondió el muchacho; pero el fin del negocio sucedió muy al revés de lo que vuestra merced se imagina. ¿Cómo al revés? replicó Don Quijote. ¿Luego no te pago el villano? No sólo no me pagó, respondió el muchacho; así como vuestra merced traspuso el bosque y quedamos solos, me volvió a atar a la mesma encina, y me dió de nuevo tantos azotes, que quedé hecho un San Bartolomé desollado. Y a cada azote que me daba me decía un donaire y chufleta acerca de hacer burla de vuestra merced, que a no sentir yo tanto dolor, me riera de lo que decía. En efecto, él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal que el mal villano entonces me hizo; de todo lo cual tiene vuestra merced la culpa, porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía; mas como vuestra merced le deshonró tan sin propósito, y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me parece que no seré más hombre en toda mi vida.
El daño estuvo, dijo Don Quijote, en irme yo de allí, que no me había de ir hasta dejarte pagado, porque bien debía yo de saber por luengas experiencias que no hay villano que guarde palabra que diere, si él ve que no le está bien guardallas; pero ya te acuerdas, Andrés, que juré que si no te pagaba, que había de ir a buscarle, y que le había de hallar, aunque se escondiese en el vientre de la ballena. Así es verdad, dijo Andrés; pero no aprovechó nada. Ahora verás si aprovecha, dijo Don Quijote. Y diciendo esto, se levantó muy apriesa y mandó a Sancho que enfrenase a Rocinante, que estaba paciendo en tanto que ellos comían.
Preguntóle Dorotea qué era lo que lo que hacer quería. El le respondió que quería ir a buscar al villano y castigalle de tan mal término, y hacer pagado a Andrés hasta el último maravedí, a despecho y pesar de cuantos villanos hubiesen en el mundo. A lo que ella le respondió que advirtiese que no podía, conforme al don prometido, entremeterse en ninguna empresa hasta acabar la suya, y que pues esto sabía él mejor que otro alguno, que sosegase el pecho hasta la vuelta de su reino. Así es verdad, respondió Don Quijote; y es forzoso que Andrés tenga paciencia hasta la vuelta, como vos señora, decís, que yo le torno a jurar y a prometer de nuevo, de no parar hasta hacerle vengado y pagado. No me creo desos juramentos, dijo Andrés; más quisiera tener ahora con qué llegar a Sevilla que todas las venganzas del mundo. Deme, si tiene algo ahí algo que coma y lleve, y quédese con Dios su merced y todos los caballeros andantes, que tan bien andantes sean ellos para consigo como lo han sido para conmigo.
Sacó de su repuesto Sancho un pedazo de pan y otro de queso, y dándoselo al mozo, le dijo: Toma, hermano Andrés, que a todos nos alcanza parte de vuestra desgracia. ¿Pues qué parte os alcanza a vos?, pregunto Andrés. Esta parte de queso y pan que os doy, respondió Sancho, que Dios sabe si me ha de faltar o no; porque os hago saber, amigo, que los escuderos de los caballeros andantes estamos sujetos a mucha hambre y a la mala ventura, y aún a otras cosas que se sienten mejor que se dicen. Andrés asió de su pan y queso, y viendo que nadie le daba otra cosa, abajó su cabeza y tomó el camino en las manos, como suele decirse. Bien es verdad que al partirse dijo a Don Quijote: Por amor de Dios, señor caballero andante, que si otra vez me encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi desgracia, que no será tanta que no sea mayor la que me vendrá de su ayuda de vuestra merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el mundo. Ibase a levantar Don Quijote para castigalle, mas él se puso a correr de modo que ninguno se atrevió a seguillo. Quedó corridísimo Don Quijote del cuento de Andrés, y fue menester que los demás tuviesen mucha cuenta con no reirse, por no acaballe de correr del todo.


sábado, 13 de mayo de 2017

Historia del Pensamiento Económico Heterodoxo Por Diego Guerrero

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Diego Guerrero

¡Muy buenas noches amables lectoras y lectores, les comparto un libro, no cualquier libro, uno muy especial que nos habla de historia y de economía, de la economía real y de su historia; la historia del pensamiento económico heterodoxo tan útil hoy en día, en esta época, este cabalístico 2017 en el que reina la confusión la ambivalencia especialmente en materia de economía.

Espero les sea entretenida su lectura y de utilidad su contenido, deseándoles lo mejor de lo mejor.

Atentamente,
Jesús Torres Navarro.


 El autorProfesor de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid

Dice de sí mismo que es
  • Miembro fundador de la ONCNG (Organización No Capitalista Ni Gubernamental: no confundir con las ONG) ASALARIADOS SIN FRONTERAS
  • Socio de la Asociación para la Difusión de Iniciativas para la Eutanasia Activa del Capitalismo (ADIEAC)
  • Estoy en la cola para inscribirme en el Comité de Apoyo para la Futura Celebración de los Funerales del Sistema (CAFCFS)
  • No colaboro con el mercado ni con el liberalismo (de derechas o de izquierdas)
  • Disidente de Occidente



Historia del Pensamiento Económico Heterodoxo
Diego Guerrero

ÍNDICE

Prólogo   1. Crítica y heterodoxia en la historia del pensamiento económico          

 1.1. Capitalismo, eclecticismo y heterodoxia           

1.2. Esquema de la historia del pensamiento económico  

 2. La heterodoxia en la época de los clásicos           

2.1. La reacción evolucionista contra la economía política clásica: Condorcet, Sismondi, Steuart, Jones         

2.2. Los "socialistas ricardianos": Thompson, Hodgskin, Gray, Bray           

2.3. Utópicos y comunistas primitivos   

3. La crítica de la economía política en Marx           

3.1. El pensamiento económico del joven Marx           

3.2. El Capital: teoría del valor y de la plusvalía           

3.3. El Capital: teoría de la acumulación del capital y de las crisis  

4. El pensamiento heterodoxo entre dos siglos           

4.1. Historicismo, institucionalismo y evolucionismo           

4.2. El debate sobre la teoría laboral del valor   

5. Un siglo de polémicas sobre dos problemas intrincados           

5.1. Breve historia del pensamiento sobre la cuestión de la "transformación"           

5.2. La teoría del trabajo productivo e improductivo en perspectiva histórica   

6. Marxistas ortodoxos y neomarxistas           

6.1. El monopolio en el pensamiento económico           

6.2. Imperialismo y capitalismo monopolista           

6.3. Intercambio desigual e imperialismo   

7. Regulacionistas y radicales           7.1. La escuela francesa de la regulación           

7.2. La economía radical norteamericana  

8. Sraffianos y neorricardianos           

8.1. El legado de Ricardo           

8.2. Sraffa           

8.3. Los sraffianos  

9. Postkeynesianos, neo-evolucionistas y analíticos           

9.1. Postkeynesianos, teóricos del circuito y endogenistas           

9.2. Neoinstitucionalismo y neo-evolucionismo            

9.3. El marxismo analítico  

10. La resurrección de la teoría laboral del valor           

10.1. La perspectiva teórica           

10.2. Teoría y análisis empíricos  

Apéndice: Aproximación al pensamiento económico crítico en España (1960-1990)  

Bibliografía  

Glosario de nombres 
http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/dg-hpeh/dg-hpeh.htm