Tianquiztli, o el mercado del antiguo México
Los tianquiztli eran mercados, enormemente concurridos, que tenían como escenario grandes plazas en el México prehispánico.
Para entender un poco el alcance de estos sitios de intercambio comercial, veremos algunos aspectos de la vida de los aztecas, y para ello nos centraremos en las ciudades gemelas deTenochtitlan y Tlatelolco, en la época en que llegaron los españoles.
En ese momento, las dos poblaciones configuraban unos centros urbanos complejos y de grandes proporciones. Se calcula que alcanzaban una población cercana a los 200.000 habitantes. El mercado recibía alrededor de 30.000 visitantes al día.
¿Qué tipo de alimentos consumían los aztecas y otras tribus sometidas por ellos?
La gente del común basaba su alimentación en el maíz (humilde gramínea silvestre que se había convertido en un recurso alimentario extraordinario, gracias a la acción del hombre que consiguió explotarlo a gran escala con sofisticados sistemas de regadío), amaranto, frijoles de diversas clases, jitomates y tomates, chía, calabazas, nopales, tunas, hierbas para condimentar y aguamiel de maguey.
Las élites (nobles, artesanos y comerciantes poderosos) tenían acceso, además, al cacao, con el cual elaboraban una bebida; frutas tropicales, vainilla y miel de abeja.
También en el vestido había diferencias. El algodón estaba reservado a los nobles. Solo las mujeres que pertenecían a esta clase podían hilarlo y tejerlo para producir prendas de excelente calidad.
La artesanía era una actividad muy importante. Había calpullis (compleja unidad social compuesta por familias enteras y, a veces, por barrios enteros dedicados a una actividad profesional) de artesanos de las plumas o la joyería o de los metales. Los secretos de su quehacer les venía de padres a hijos y eran guardados celosamente.
Estos artesanos recibían la materia prima de los gobernantes: obsidiana de la mejor calidad, jade, turquesas y otras piedras, basaltos, cobre, plata, oro y plumas preciosas. Su obligación era devolver el importe de la materia prima en productos terminados.
Otros bienes preciados destinados al mercado tenían que ver con la salud: yerbas y raíces, hojas y simientes, aceites. Como dijera un cronista de la época “hasta para matar los piojos tienen yerba propia y conocida”.
Todas las cosas de comer, sanar, vestir o lucir, que hemos reseñado, todo esto, se encontraba en el tianquiztli. Las mercancías estaban dispuestas en riguroso orden, de acuerdo a su origen y naturaleza. Cada comerciante tenía su lugar. Jueces y supervisores se encargaban de velar porque las transacciones fueran justas, y para recaudar los impuestos.
La sal ocupaba un lugar prominente en las mercaderías ofrecidas; así como las mantas de algodón, de pelo de conejo, de plumas.
“Las cosas que para comer venden no tienen cuento.Pocas cosas dejan de comer. Culebras sin cola ni cabeza, perrillos cebados; topos, lirones, lombrices (…). Venden venados enteros y a cuartos; gamas, liebres, conejos, tuzas; perros, y otros que gañen como ellos y que llaman cuzatli. (…) No se pueden contar las muchas y diferentes frutas de las nuestras que aquí se venden, verdes y secas. Pero la más principal y que sirve de moneda son como unas almendras que ellos llaman cacauatl, y los nuestros cacao”. (Francisco López de Gómara).
El mismo cronista nos aclara lo siguiente sobre la forma de pago, los pesos y medidas: “La venta y compra es trocando una cosa por otra; éste da un gallipavo por un hace de maíz; el otro da mantas por sal o a dinero, que es almendras de cacauatl, y que corre por tal por toda la tierra; Tienen cuenta, porque por una manta o gallina dan tantos cacaos. Tienen medida de cuerda para cosas como centli y pluma, y de barro para otras como miel y vino. Si las falsan, penan al falsario y quiebran las medidas”.
Aún hoy en día los mercados populares sobreviven como una parte importante de la cultura mexicana; y no es raro ver, en paradas de comida, alguno que otro insecto, gusano o lombriz vivitos y coleando, y que así mismo se comen envueltos en un buen taco.
Ecos del tianquiztli prehispánico. Tal vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario